Investigación actual
Los estudios de revisión y metanálisis recientes señalan que la Realidad Virtual puede ser adecuada para la evaluación y para el tratamiento de trastornos mentales y psicológicos con contribuciones importantes en diferentes áreas, del ansiedad y el dolor crónico a los trastornos de la conducta alimentaria, la psicosis y la psicología infantil, por ejemplo en el Déficit de Atención y el Autismo.
La Terapia de Exposición con Realidad Virtual (conocida en la literatura por la sigla VRET del inglés Virtual Reality Exposure Therapy) ha sido, hasta ahora, la principal aplicación de la Realidad Virtual en Psicología. En estos casos, el paciente es sometido, con apoyo del psicólogo, a una jerarquía de estímulos ansiógenos en una simulación tridimensional de la situación temida. La exposición puede ser combinada con otras técnicas como la relajación y la autorregulación autonómica y atencional, desde diferentes marcos terapéuticos.
En la actualidad, sin embargo, los resultados significativos obtenidos en campos como los Trastornos de la Conducta Alimentaria, en el tratamiento del dolor o en la esquizofrenia han llevado a los científicos a plantear otras teorías psicológicas para comprender el alcance de la Realidad Virtual como un instrumento terapéutico, incluyendo teorías neuropsicológicas y de conexión mente y cuerpo. Además del modelo de aprendizaje inicial, la Realidad Virtual es comprendida hoy como una herramienta para potenciar experiencias transformativas en primera persona y como una tecnología de simulación y de corporificación que comparte con el cerebro procesos de produción de simulaciones corporificadas.
Los avances tecnológicos han permitido que la inmersión con Realidad Virtual pueda hacerse combinada con el uso de biosensores y dispositivos hápticos, caminando hacia la realidad ampliada y extendida. La incorporación del biofeedback en la arquitetura de los sistemas de inmersión con RV permite al paciente interaccionar con los elementos audiovisuales y al mismo tiempo aprender estrategias de regulación autonómica durante la inmersión, o remapear los circuitos neuronales disfuncionales como ocurre por ejemplo en el tratamiento del dolor del miembro fantasma en amputados. En el futuro próximo las gafas de realidad virtual podrán contar con sensores que permitirán también la incorporación del neurofeedback en las escenas, ampliando las posibilidades de evaluación y de tratamiento.
Pese a todos los avances posibles, cabe señalar que como cualquier tecnología, la Realidad Virtual en sí misma no es un sustituto de la relación terapéutica entre el psicólogo y el paciente. De hecho, bien usada es una herramienta con gran potencial que puede ser incorporada a diferentes marcos terapéuticos, enriqueciendo la interlocución clínica.