EXPERIENCIA DE FLUJO Y NEUROCIENCIAS

Inmersión: un desafío de las leyes de la naturaleza

En la sala de terapia psicológica, una buena sesión con Realidad Virtual implica que el paciente pueda experimentar la inmersión con sentido de presencia. El sentido de presencia es necesario, aunque no suficiente, para que se produzca algo que no estaba previsto y que puede abrir espacio para la reorganización psicológica. La experiencia de inmersión puede ser muy agradable y fluida: cuando eso se da, suele desaparecer la noción de tiempo y el paciente avanza guiado por un estado agradable. Ese flujo, sin embargo, a veces se interrumpe: la interrupción puede surgir cuando se detecta un error o un desvío en el ajuste previsto. La Realidad Virtual es una simulación que desafía las leyes naturales por las que nuestros sentidos interpretan datos del entorno. Por supuesto, los errores y desvíos no sólo se detectan en escenarios agradables: también en entornos ansiógenos. El valor terapéutico de la Realidad Virtual está precisamente en el error, en el desajuste.

Desde su laboratorio en UCLA, el neurofísico Mayank Mehta estudia cómo el cerebro, y en especial las células del hipocampo, generan mapas del tiempo y del espacio. Parte del sistema límbico, el hipocampo es una pequeña estructura implicada en la memoria, en el aprendizaje de conceptos abstractos, en la regulación emocional y en la navegación espacial y temporal. Para los científicos interesados en entender cómo el cerebro plantea cosas como navegar del sillón a la nevera, la Realidad Virtual es una herramienta que les permite avanzar con recursos de los que antes no disponían, ya que los entornos virtuales permiten aislar y controlar variables sensoriales.

Sabemos muy poco sobre cómo el cerebro procesa los entornos virtuales inmersivos. El descubrimiento de las células de lugar, células de posicionamiento localizadas en el hipocampo que disparan de manera ordenada cuando un animal se encuentra en un lugar específico, rindió a tres científicos el premio Nobel de Medicina en 2014. Teóricamente, la forma como los animales calculan su posición en el tiempo y en el espacio debería ser universal, ya que de lo contrario se chocarían constantemente en la selva. Daños en el hipocampo están presentes en patologías neurológicas como Alzheimer, epilepsia o depresión.

En el laboratorio, Mehta y su equipo se encontraron con algo sorprendente. Las ratas se mostraron capaces de navegar en entornos virtuales y encontrar recompensas utilizando el sistema visual. Sin embargo, el comportamiento neuronal en el hipocampo se mostró completamente anormal en la Realidad Virtual. Más de la mitad de las neuronas del hipocampo dejaron de disparar en el entorno virtual, mientras las demás neuronas disparaban de forma desorganizada. Para el equipo de Mehta, La Realidad Virtual elimina la relación coherente entre los diferentes estímulos existentes en el entorno que los animales habitaron por millones de años. Al desafiar las leyes de la Física, la Realidad Virtual hace que la actividad neuronal genere patrones anormales. En otras palabras, se interrumpe la codificación prevista.